Un errado lugar común, la automedicación. Una práctica que se encuentra comprobada científicamente en nuestro país y el mundo, que aumenta la resistencia de las bacterias.
Realidad que invita a ingesta responsable de medicamentos en general y en particular cuando se trata de los llamados antibióticos.
Fueron especialmente creados para tratar infecciones producidas por bacterias. Son indicados para tratar, tanto a seres humanos, como animales.
El objetivo principal es la neutralización de estos micro-organismos tan perjudiciales para la salud.
Existe una amplia gama de antibióticos y cada uno es a la medida de la causa que motivó esa infección, por lo cual, son los profesionales médicos u odontólogos, los que recetan cuál tomar y cuándo…Teniendo en cuenta la duración del tratamiento, dosis y horarios indicados para la toma. Se recomienda no utilizar ni compartir con otras personas el medicamento que te haya sobrado.
El mal uso genera resistencia, las bacterias se fortalecen de manera que las medicinas, aún las que tratan procesos infecciosos más comunes y simples, dejan de hacer el efecto esperado.
Esta problemática de la salud pública no sólo se registra en nuestro país, también afecta al mundo entero.
De aquí que resulte fundamental la debida prescripción del médico.
Otro dato
El resfrío y la gripe, por ejemplo, son producidos por virus y no por bacterias. Los antibióticos no sirven para aliviar los síntomas y mucho menos para mejorarse.
Y cómo todo lo que no es necesario, trae, inevitablemente, sus consecuencias a futuro.
