jueves 21 noviembre, 2024
Interes General

Impacto de las olas de calor debido al cambio climático y los riesgos en las personas

En un contexto de cambio climático acelerado, las olas de calor se presentan como eventos cada vez más frecuentes e intensos. El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático advierte sobre sus consecuencias, mientras el Servicio Meteorológico Nacional establece parámetros específicos para su identificación. La República Argentina se prepara para enfrentar veranos marcados por temperaturas extremas, afectando la salud y exigiendo medidas de prevención.

Las olas de calor, fenómenos climáticos anormalmente calurosos, se vuelven más recurrentes según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). El Ministerio de Salud argentino especifica que, para considerarse como tal, estas temperaturas deben persistir durante tres días consecutivos, variando según la localidad.

En este sentido, el Servicio Meteorológico Nacional define las olas de calor estival en Buenos Aires, entre octubre y marzo, cuando las mínimas superan los 22°C y las máximas los 32.3°C durante al menos tres días consecutivos. El cambio climático, atribuido a las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de origen antrópico, se erige como responsable de estos eventos climáticos extremos.

De acuerdo con el IPCC, el incremento de GEI en la atmósfera, resultado de actividades humanas, altera la frecuencia e intensidad de fenómenos climáticos como las olas de calor. Estas, a su vez, son señales claras de un cambio climático en curso.

Asimismo, se destaca la importancia de la prevención ante el aumento proyectado de olas de calor más frecuentes e intensas. El Ministerio de Ambiente propone medidas individuales, como el uso eficiente de electrodomésticos y la movilización en transporte público o bicicleta para reducir la emisión de gases contaminantes.

En este contexto, es crucial comprender la relación entre las olas de calor y los Gases de Efecto Invernadero (GEI). La atmósfera terrestre, compuesta mayormente por gases “transparentes” al calor, incluye una fracción de GEI que absorbe el calor. Estos gases, cuyas emisiones han aumentado desde la revolución industrial, son la causa principal del cambio climático.

El cambio climático, aunque no causa directamente fenómenos como olas de calor o inundaciones, altera sus patrones. La cantidad de lluvia, la temperatura promedio y otros aspectos climáticos difieren de los valores históricos. En este sentido, las olas de calor, al volverse más intensas y frecuentes, representan un síntoma claro de la crisis climática actual.

Ante la inminente llegada del verano, es esencial comprender y abordar los riesgos asociados con las temperaturas extremas. El Ministerio de Salud enfatiza medidas como mantenerse hidratado, cuidar especialmente a niños/as y adultos mayores, evitar la exposición directa al sol, optar por alimentos frescos, usar ropa liviana y de colores claros, y evitar deportes al aire libre en horarios diurnos con altas temperaturas.

Los efectos adversos de una ola de calor prolongada incluyen dolor de cabeza, deshidratación, agotamiento, mareos y náuseas, presión baja y elevada temperatura corporal. Ante estos síntomas, el Ministerio de Salud recomienda trasladar a la persona a un lugar fresco, mantener la cabeza ligeramente elevada, refrescar con agua la ropa y la cabeza, proporcionar agua fresca o ligeramente salada, y acudir por atención médica.

En la lucha contra el cambio climático, la prevención emerge como clave. El aumento de GEI impulsa la necesidad de adoptar medidas individuales, desde el cuidado personal durante las olas de calor hasta acciones cotidianas para reducir la emisión de gases contaminantes. Mantenerse informados y comprometidos con prácticas sostenibles se convierte así en la vía para preservar la salud de la comunidad y mitigar los impactos del cambio climático.

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