Claudia Mizzi, la cocinera que transforma el almuerzo en un acto de amor y cuidado en el Centro de Desarrollo Infantil Benito Quinquela Martín.
Claudia Mizzi, de 52 años, se ganó un lugar especial en el barrio de La Boca gracias a sus famosas milanesas. Aunque no están a la venta, sus platos se han convertido en una tradición para los 80 niños que asisten al Centro de Desarrollo Infantil (CEDI) Benito Quinquela Martín. Para Claudia, más que un trabajo, cocinar es una forma de cuidar y nutrir a los chicos: “Cocino como si les cocinara a mis hijos”, expresó con emoción.
Desde hace casi una década, Claudia es la encargada de la cocina en este espacio que ofrece refugio y apoyo a niños en situación de vulnerabilidad. “Al lugar asisten niños que solamente se alimentan acá porque quizás en sus casas después no tienen para cenar”, destacó, subrayando la importancia de su rol en la vida de los pequeños.
La historia de Claudia en el CEDI comenzó hace 30 años, cuando empezó a trabajar como cuidadora de bebés. Sin embargo, fue hace siete años cuando decidió seguir los pasos de Mónica Sierra, la cocinera anterior, quien le transmitió secretos culinarios esenciales. Con dedicación y creatividad, Claudia adaptó las recetas para hacerlas más atractivas y nutritivas, logrando que las milanesas se convirtieran en su plato estrella.
“Ella me enseñó algo, yo también puse lo mío y bueno, hoy son las famosas milanesas de las que hablan todos, pero no les podemos decir la receta”, contó entre risas. Más allá del misterio de los ingredientes, Claudia asegura que el éxito de sus platos radica en un ingrediente intangible: “Las hacemos con mucho amor, que eso es lo principal”.
Los niños, principales comensales de sus creaciones, fueron quienes propagaron su fama a través de comentarios en casa, generando un boca en boca que trascendió las puertas del centro.
Ubicado en un predio que perteneció al reconocido pintor Benito Quinquela Martín, el CEDI fue reacondicionado durante la gestión de Jorge Macri, actual Jefe de Gobierno porteño, para recibir a niños de entre 45 días y 3 años. Este centro, que funciona de lunes a viernes, de 8 a 15 horas, ofrece un entorno seguro donde los chicos pueden desarrollarse a través de actividades educativas, lúdicas y de estimulación temprana.
Asimismo, el CEDI brinda un importante apoyo a las familias en situación vulnerable, no solo a través de su comedor, sino también mediante orientación y acompañamiento. En este sentido, Claudia recordó su propia experiencia como madre soltera, criando a sus cuatro hijos mientras trabajaba allí: “Yo estoy muy agradecida con el CEDI, para mí fue una ayuda enorme”.
El impacto del lugar no solo marcó su vida, sino también la de su hija mayor, quien, inspirada por su madre, hoy se desempeña como asistente de primera infancia en otro centro similar.
Para Claudia, cada plato preparado es un acto de amor y compromiso con los niños que dependen del centro no solo para alimentarse, sino también para encontrar un espacio de contención. “Cuando egresaron los primeros chicos que cuidé, sentí que se había ido una parte de mí”, recordó sobre sus inicios como cuidadora.
Actualmente, la Ciudad cuenta con 20 centros similares, dedicados a ofrecer bienestar integral a los más pequeños, sentando las bases para un desarrollo saludable en sus primeros años de vida.
