Se cumplen 30 años de impunidad tras la trágica muerte de la menor de edad Jimena Hernández que apareció sin vida en la pileta de su colegio: el Instituto de la Santa Unión de los Sagrados Corazones en el Barrio Caballito, frente a la Plaza Irlanda.
Eran las 18 horas cuando su madre Norma Monfardini, fue al colegio como todos los responsables del retiro de los niños y niñas, pero extrañamente su hija no salía, preguntaba por Jimena, y los docentes le decían que seguramente se estaba cambiando. Ese día tenían clase de natación y estaban en competencia escolar.
Al ver que Jimena no salía y que el tiempo de espera era más de lo normal, su madre decidió ingresar al colegio, busco a Jimena por todo el natatorio (ubicado sobre la calle Seguí al 800), observó la carpa que cubría la pileta, y siguió su búsqueda.
La madre nuevamente preguntó a los responsables de la institución por su Hija y le contestaron que se había ido, pero su madre sabía que era imposible, puesto que Jimena no se iba sola a casa sin avisar, sin embargo ella llamo a su ex marido que hacía tres meses se había divorciado por si de pronto su padre la había recogido sin avisar. Pero ante la negativa del padre, Norma sintió un vacío en el pecho y presentía que algo bueno no pasaba.
Un compañero de colegio, se devolvió a la pileta a recoger unos objetos que había olvidado, cuando noto que Jimena estaba atrapada entre los reflectores y la superficie.
La madre corrió al lugar y viendo a su hija Jimena de 11 años sin vida en la pileta, se desplomó.
Corría el año 1988, Buenos Aires tenía una situación política compleja, la inflación, sin canales de noticias, sin medios de comunicación inmediata, militares en alerta, y se despliega la operación langostino, así que la muerte de Jimena fue un caso aislado y pasó desapercibido.
Se realizan varias autopsias en los años posteriores concluyendo que la niña había sido víctima de abusos sexuales, y que no pudo haber muerto por ahogamiento, puesto que el cuerpo no tenía agua en su interior.
Asfixia (por nariz y boca) y luego arrojada a la pileta, fue el dictamen de los médicos forenses y después de analizar el traje de baño de la niña (elemento que no había sido tenido en cuenta) encontraron los expertos rastros de una violación.
Después de la lucha de sus padres por esclarecer el hecho, el caso es archivado sin resolver cumpliendo 30 años de impunidad.