Porque agredir, discriminar, faltar el respeto, mentir, ningunear, etc, son expresiones violentas que afectan a una sociedad en su conjunto. Sin duda que en los últimos años, desde el lamentable crecimiento de los femicidios, muchos de ellos, que aún esperan la definición judicial, comenzó a motorizarse un reclamo justo, necesario, bautizado con el emblemático nombre de “Ni Una Menos”.
Ya van cuatro convocatorias públicas pero en esta última edición quedo al descubierto la politización, que en nada tiene que ver con el motivo original del reclamo. La fractura queda al descubierto con la realización de dos marchas.
Dicen los que saben que cuando una propuesta se divide, al mismo tiempo, y de manera inevitable, comienza a debilitarse por más noble que sea la causa.
Vale la pena y desde una manera reflexiva pensar, analizar donde se gesta ese perfil machista, y la respuesta es clara y evidente: en el hogar. Guste o no, son madres las que paren estos individuos capaces de cosificar, violar, asesinar mujeres, jóvenes, niñas…
La educación, el respeto, dentro de una serie de valores que vamos recuperando día a día son fundamentales a la hora de desterrar este flagelo que enluta a nuestro país y a otras capitales del mundo, también.
La línea directa y gratuita de la Dirección General de la Mujer en la Ciudad, atiende y orienta a mujeres víctimas de todo tipo de situaciones violentas los 365 del año, las 24 horas. 0800-666-8537.
La primera protesta se llevo a cabo el 3 de junio de 2015, cuando a instancias de un grupo de periodistas, se convocó vía Twitter a una manifestación para repudiar y crear cociencia ante el asesinato de Kiara Pérez, en Rufino, provincia de Santa Fe. La jóven de 14 años, que estaba embarazada, fue desaparecida y posteriormente encontrada, en el patio de la casa de su novio, enterrada.
