Uno de los deportes más convocantes de la Argentina vivió su fiesta a partir del pasado viernes, cuando cientos de fanáticos empezaron a llegar en caravana para disfrutar de un fin de semana a toda velocidad. La fiesta del TC llegó al Autódromo de la Ciudad, esta vez con la celebración del los 80 años del Turismo Carretera..
Según la mañana del viernes comenzaba, la gente fue llegando al autódromo Oscar y Juan Gálvez, llenando palcos y tribunas esperando ver a sus ídolos acelerar al máximo para llegar al podio. Desde los boxes la actividad era igual de incesante. Mecánicos, técnicos, pilotos, promotoras y periodistas coparon el sector de puesta a punto del lugar, para comenzar a palpitar lo que serian los “1.000 kilómetros de la Ciudad”, una competencia de seis horas donde los pilotos deben soportar un agotamiento físico y mental mucho mayor a las tradicionales carreras de la categoría.
Luego de un sábado de prácticas, calentamientos y clasificaciones llego el momento del espectáculo. Cuando el sol ya calentaba el asfalto del Autódromo se dio comienzo a la fiesta. Primero con un desfile de los autos que hicieron historia en el TC, como también una reliquia histórica: un avión que fue utilizado en los combates de Malvinas, lo que despertó la emoción y el reconocimiento cerrado a nuestros héroes caídos. En ese momento, las 70.000 personas que se encontraban en el Gálvez vitorearon fervorosamente aquellas palabras que nunca nos cansaremos de repetir: “Las Malvinas son Argentinas”.
Luego de eso llego lo que todos esperaban. Cuando el Presidente de la Nación, Mauricio Macri dio la orden de encendido, los motores empezaron a rugir y la gente se encontraba en éxtasis. Y lo que se vivió fue realmente una batalla épica de 44 autos que se disputaban la pista, en una competencia que todos soñaban ganar. Hubo de todo, despistes, emocionantes sobrepasos, entradas a toda velocidad a boxes, abandonos y roces. En fin, todo aquello que los fanáticos van a ver y que hace de una carrera algo memorable. El gran ganador de la fiesta fue Juan Manuel Silva, quien con su Ford peleo hasta el final con el Chevrolet de Guillermo Ortelli.
